Como ya vimos en el artículo (“Motivos para ser vegano”) hay diferentes causas que pueden conducir a que una persona adopte este estilo de vida, las cuales se pueden ordenar, “de fuera hacia dentro”, de la siguiente forma: respeto y cuidados de la Naturaleza, a los animales, a otras personas y hacia nosotros mismos.
Aunque muchas veces nuestro entorno pueda hacer luz sobre lo que creen que son las desventajas de este tipo de vida (“¿y de dónde sacas las proteínas?”, “¿pero entonces no tomas calcio?”,…), es muy importante que conozcamos cómo esos supuestos inconvenientes no son tales (o son muy fácilmente subsanables) y, por otro lado, las enormes ventajas a todos los niveles que supone adoptar este camino.
Cada uno de los niveles que mencionaba (naturaleza, animales, otras personas y tu propia salud) supone un tema tan amplio que serán objeto de artículos específicos.
En este artículo, vamos a hablar del plano más cercano: los beneficios para la Salud
¿Qué es la Salud?
“Siempre hay que empezar por el principio”… (me decía, con toda la razón del mundo, mi abuelita). A pesar de que este concepto resulte obvio, en muchísimas ocasiones no se cumple.
¿Te has planteado alguna vez qué es la salud?
Hay muchas definiciones de este concepto, pero el que más me gusta es la que difundió la OMS (Organización Mundial de la Salud) en 1.946 (y que entró en vigor 2 años después), que dice: “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
¿Buena, verdad? Si le añadieran, además, algo sobre no hacer daño a los demás, podría ser el objetivo fundamental de toda una vida.
Así, la salud se debe considerar como algo positivo (bienestar a diferentes niveles) y no como algo negativo (ausencia de enfermedad).
Desde el punto de vista de la nutrición, podemos actuar de forma directa sobre ambos aspectos.

¿Cómo afecta la alimentación?
En primer lugar, podemos evitar afecciones, muchas de las cuales son las principales causas de morbilidad (enfermedad) y mortalidad (fallecimientos) de nuestra sociedad. Entre ellas, destacan la obesidad, la hipertensión arterial (“tensión alta”), hipercolesterolemia e hipertrigliceridemia (niveles anormalmente elevados de colesterol y triglicéridos, respectivamente), la diabetes (ineficaz control de los niveles de azúcar en sangre) y algunos tipos de cáncer, entre otras.
Todos estos problemas (que iremos viendo en sucesivos artículos de forma monográfica) tienen una relación muy directa con la alimentación y el estilo de vida que adoptemos y se sabe desde hace décadas.
Sin embargo, este conocimiento no ha calado a nivel global o, por lo menos, no tanto como para que se frene su avance ya que, curiosamente, son problemas cada vez más frecuentes y desde edades más precoces (fíjate en el problema de la obesidad infantil, con una incidencia cada vez mayor).
Pues bien, la adopción de la dieta vegana es una de las mejores formas de atacar de forma directa estos problemas, desde la prevención. El “más vale prevenir que curar” de toda la vida, ahora más vigente que nunca.
Sin embargo, como vimos en el artículo sobre los fitoquímicos (“Fitoquímicos. Los aliados de tu calidad de vida”) y los seguiremos viendo con otros artículos sobre los beneficios de cada alimento, la dieta vegana bien diseñada no solo nos evita ayuda a abordar el aspecto negativo de la salud (evitar enfermedad), sino que incide de forma directa en el positivo (aumentar el bienestar físico y mental).
Por último, dejando a un lado los beneficios puramente orgánicos o fisiológicos, muchos veganos comentan que, una vez han iniciado esta forma de vida, han experimentado otros beneficios diferentes de los ya comentados en un plano más emocional o incluso espiritual.
¿Te sorprende?
Vamos con ello y quizás veas que a ti te ha pasado lo mismo.
Durante años, por nuestra educación y costumbres, hemos seguido un tipo de vida agresivo con la naturaleza, los animales y nosotros mismos (consumiendo productos que hacen daño a esos tres niveles). Una vez que abandonamos esa actitud agresiva, es muy frecuente sentirnos muy bien, al ver cómo en lugar de ser parte del problema, somos parte de la solución.
Pues bien, esa sensación ya es en sí un beneficio para nuestra salud, tanto desde el punto de vista mental como social (recuerda la definición de salud que comentaba al principio).
Con todas estas consideraciones, ¿no crees que sería un beneficio para tu entorno si les haces ver todos estos conceptos? No se trata de convertirnos en el “cuñado pesado” (😊), pero sí hacer ver, al ritmo y con las formas apropiadas a cada situación, que podemos hacer las cosas mejor, aunque sea poco a poco.¿Quieres compartir tu experiencia con nosotros? Te invitamos a usar el Buzón de Contacto o los comentarios bajo el artículo para expresarte con libertad.