Pero esquilar a las ovejas es bueno para que estén fresquitas ¿no?

Sin la intervención humana, las ovejas producirían únicamente tanta lana como es necesario para protegerse de las inclemencias climáticas, ya que su lana les protege tanto del frío como del calor.

El ser humano esquila a las ovejas únicamente para su propio beneficio, no porque las ovejas lo necesiten. Además, los esquiladores reciben su salario por oveja esquilada (y no por hora). Esto fomenta que todo el proceso sea brusco y violento, sin ninguna preocupación por minimizar el malestar de las ovejas.

La esquila de ovejas no se realiza por el beneficio de las ovejas en términos de mantenerse frescas. En lugar de eso, se ha creado una situación en la que las ovejas han sido genéticamente modificadas para producir cantidades excesivas de lana, lo que las hace más susceptibles a problemas de salud y bienestar, como el sobrecalentamiento y las infecciones de moscas parásitas.

El proceso de esquila en sí puede ser estresante y doloroso para las ovejas, especialmente cuando se realiza apresuradamente para maximizar la producción de lana. Además, las prácticas de la industria de la lana, como el mulesing (una práctica para prevenir infecciones de moscas), pueden causar un sufrimiento significativo a las ovejas.

Desde una perspectiva vegana, se argumenta que la lana no puede considerarse un producto vegano debido al sufrimiento y el impacto ambiental asociados con su producción. Los veganos evitan el uso de productos de origen animal en la medida de lo posible, tanto por razones éticas como ambientales.