La industria del pescado

De todos los animales víctimas de la explotación humana, casi dos tercios son animales marinos, principalmente peces pero también moluscos, pulpos, tortugas, cetáceos y delfines. Se calcula que más de 2800 animales marinos mueren cada segundo por causa directa del hombre.

¿Cómo se cuentan las víctimas?

Esta cifra, o cualquier otra que alguien maneje, no es más que una estimación aproximada. La verdad es que es imposible saber el número de víctimas marítimas de la explotación humana porque simplemente nadie las cuenta. A diferencia de la ganadería terrestre, el sector de la pesca y de la agricultura marina sólo calcula el peso de los cuerpos y en ningún caso el número de animales individuales que mueren.

¿Puede haber una forma más clara de expresar la total falta de respeto hacia la vida marina que el hecho de contar las víctimas en kilos en vez de vidas? ¿Te imaginas un titular informando de que determinado conflicto armado se ha cobrado 5 toneladas de víctimas humanas?

Las víctimas colaterales de la pesca

De estos aproximadamente 2800 animales marinos matados por el hombre cada segundo, el mayor número de ellos muere por la pesca.

Esta práctica dista mucho de la imagen idílica del pescador. Se trata de gigantescas naves marinas que extienden redes kilométricas que arrasan áreas enteras de los ecosistemas submarinos. Muchos de los peces son aplastados unos contra otros. Además, la rapidez con la que son extraídos del océano y el consiguiente cambio de presión hacen que los ojos salgan de las órbitas y otros muchos órganos internos se salgan de su sitio. Cuando se levantan las redes y se vierte a los animales sobre la cubierta del barco, los que todavía no han muerto agonizan lentamente al no poder respirar. En ocasiones, algunos son remachados.

Las víctimas colaterales son numerosas. A veces alcanzan un tercio del total atrapado en las redes: se trata de peces y pequeños animales que no son aptos o rentables para el consumo humano. Generalmente son lanzados de nuevo al océano, muertos o heridos. Millones de peces sufren de esta manera una terrible y larga agonía. En ocasiones en las que es posible, se clasifican aparte para luego alimentar a los peces criados en granjas marinas o piscinas.

La piscicultura

La pesca está acabando con los océanos. No solo arrasa con millones de peces cada día, sino que deja un panorama desolador en el océano y deja en una situación muy precaria a los peces que permanecen en el mar, que ven como su ecosistema queda totalmente desequilibrado y devastado.

En los últimos años, en parte por el agotamiento del océano, la industria acude cada vez más a la piscicultura, es decir, criar a los peces fuera de su hábitat, sea en enormes jaulas dentro del mar o en piscinas. La idea es seguir el modelo de las instalaciones ganaderas terrestres o “granjas”.

En estas jaulas marinas o piscinas, los peces viven en condiciones de hacinamiento extremo. Son alimentados con harina de soja transgénica y restos de otros peces u otros animales. Les suministran regularmente, igual que a las víctimas terrestres, antibióticos, hormonas y sustancias desinfectantes. En cuanto alcanzan el peso deseable para el negocio, son extraídos del agua para morir y ser comercializados como pescado.

¿La peor industria explotadora?

Muchas veces oímos que alguien empieza a reducir su consumo de carne, y por supuesto, eso es una buena noticia. Lo que no resulta tan alentador es cuando esa persona lo hace aumentando su consumo de pescado.

Cada vida tiene el mismo valor y todas las víctimas tienen el mismo derecho a vivir que nosotros. Pero si nos fijamos en las cantidades (150 000 cada minuto), en el sufrimiento a la hora de morir (asfixia y lenta agonía), y en la devastación ecológica que provoca (océanos vacíos y muertos), la lucha contra la industria del pescado debería ser nuestra máxima prioridad.