Detrás de cada huevo que se compra en el supermercado hay una vida de miseria y dolor.
En el mundo se comercializan cada día millones de huevos, principalmente de gallinas. Estos huevos son óvulos no fecundados de aves esclavizadas que son explotadas únicamente para ese fin.
Desde el momento en que rompen el cascarón, los pollitos son trasladados a las instalaciones destinadas a las gallinas ponedoras. A su llegada, con apenas un día de vida, sin el cobijo de una madre, son clasificados según su sexo por los sexadores. Las hembras continúan en la cinta transportadora mientras que los machos, inútiles desde el punto de vista del negocio, son arrojados a la trituradora o a la basura. Así de corta es la vida y así de cruel es la muerte de la mitad de los hijos de esta raza de gallinas.
A las hembras les espera una vida corta, triste e intensa como esclavas de la industria de los huevos. Por lo general, malviven hacinadas en jaulas donde no pueden estirar sus alas ni pisar suelo firme. Por supuesto, no tienen posibilidad de mantener vida social entre ellas ni aparearse. En la mayoría de casos, no verán la luz del día hasta que salgan con destino al matadero. Su única misión es poner huevos. Si en condiciones normales, una gallina pondría entre 10 y 15 huevos al año, en la actualidad la industria logra exprimir casi un huevo por día mediante el suministro de hormonas y antibióticos y manipulando las condiciones de luz, temperatura y humedad para tal fin.
Cuando el cuerpo exhausto de las gallinas ya no da más de sí y baja su ritmo de producción, son enviadas al matadero y su carne es destinada a papillas, sopas y comida para otros animales.

Algunos creen inocentemente que los huevos ecológicos o camperos no conllevan sufrimiento. Sin embargo, los productores de estos huevos simplemente se ajustan a unos reglamentos del estado para conseguir el certificado de ecológicos.
Las gallinas no están hacinadas en jaulas a lo largo y alto de la instalación, pero todavía viven encerradas, sin posibilidad de vivir una vida normal. No reciben ciertas sustancias químicas no ecológicas pero se usan otros métodos para aumentar su productividad. Sus picos son cortados con una máquinas de acero ardiente, igual que las otras gallinas. Los pollitos machos son igualmente triturados o ahogados porque no reportan ningún beneficio a la empresa. Cuando las gallinas ya no ponen el número mínimo de huevos son enviadas al matadero.
¿Terrible, verdad? ¿No crees que si más personas lo supieran se haría algo para evitar estos hechos? Si simplemente los difundimos, ya estaremos haciendo algo por mitigar el problema.